EMERGENCIAS
ATROCIDADES EN BURUNDI
Miles de personas huyen del horror de la violencia en Burundi.
347.000 personas en Burundi dependen de la ayuda humanitaria para subsistir
Atrapados por la lucha política de su país tras el golpe de estado fallido en Bujumbura, capital de Burundi, miles de personas tuvieron que escapar de las agresiones, persecuciones y amenazas contra civiles por parte de los rebeldes. Un año después, Burundi parece haber caído en el olvido mientras más de 347.000 personas siguen sin poder volver a su país. Las difíciles condiciones en las que se encuentran hacen que de la ayuda humanitaria sea la única forma de seguir atendiendo las necesidades básicas de los burundeses refugiados en los campos.
Tanzania, Ruanda y RDC acogen a más de 347.000 refugiados
Desde que en 2015 estallara la violencia preelectoral en Burundi tras el intento de golpe de estado en Bujumbura, el terror entre la población civil local, principales víctimas del conflicto, les ha llevado a huir hacia las fronteras.
Dos años más tarde, más de 347.000 personas permanecen refugiadas en los países fronterizos. Tanzania, Ruanda, la República Democrática del Congo, Zambia y Uganda son, por este orden, los principales lugares de acogida para los supervivientes que han logrado escapar de su país. El 54% de ellos son menores de edad y casi el 20% son bebés y niños menores de 5 años.
Tu ayuda puede salvar vidas
347.155
refugiados de Burundi vivían fuera de su país en 2018
+ de la mitad
son niños
Sólo el 33%
de los fondos necesarios fueron cubiertos en 2018
Colaborá hoy para enviar ayuda a los refugiados de Burundi
Nueva Bujumbura, una nueva vida en Uganda
El país vecino, que acoge a casi 30.000 refugiados, ha creado un lugar para quedarse
La inestable situación de su país de origen hace que volver a Burundi sea algo impensable para quienes lograron cruzar un día sus fronteras. Conscientes de la situación, el Gobierno ugandés ha querido ayudar a los refugiados a forjarse una nueva vida fuera de los campos. Para ello ha creado una nueva ciudad que ya cuenta con una escuela, farmacia, talleres e incluso restaurantes.
En honor a Bujumbura, capital de Burundi, acoge ya a más de 2.500 personas procedentes de Burundi que buscan rehacer sus vidas lejos de la violencia.
Muchos niños han llegado solos a los campos donde han encontrado esperanza y seguridad. En muchos casos, ACNUR se encarga de buscar una familia de acogida para los niños refugiados dentro de los campos hasta que, en el mejor de los casos, puedan reunirse con sus padres. Es el primer paso para superar los traumas por el horror de la guerra que llevan en su memoria.
“Mataron a mis hijos y cortaron el cuello a mi marido. A mis hijos los mataron con machetes”.
Suzana Misago, madre refugiada.