«La frecuencia y la intensidad de los desastres naturales repentinos están aumentando a causa del cambio climático, que también genera inestabilidad y conflictos, por lo que, a no ser que se tomen medidas urgentes, más personas estarán en riesgo de ser forzadas a desplazarse. Solo en el primer semestre de este año, según los datos publicados por el Observatorio de Desplazamiento Interno, los desastres naturales como las tormentas o las inundaciones, entre otros fenómenos, produjeron millones de nuevos desplazamientos, en algunos casos obligando a las personas a desplazarse en más de una ocasión.
En ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, nos preocupa particularmente que los efectos del cambio climático, como la escasez de los recursos naturales, la reducción de las cosechas y la escasez de ganado, tengan un efecto multiplicador en los riesgos que generan conflictos e inestabilidad y que estos deriven en crisis humanitarias y unos mayores flujos de desplazamientos, tanto internos como transfronterizos.
Aquellos países que de por sí ya se encuentran en una situación de fragilidad tienen un mayor riesgo de sufrir el estallido de conflictos por el cambio climático. Algo que ya está ocurriendo, por ejemplo, en el Sahel. En Somalia, país muy sensible al cambio climático, la intensificación de las sequías, las inundaciones y los conflictos han forzado el desplazamiento interno de más de 746.000 personas este año.
Además, en las regiones más vulnerables a los efectos del clima, se reducen las posibilidades de que las personas refugiadas y desplazadas internas puedan regresar a sus hogares. La población que ya se ha desplazado, bien por los conflictos, por la violencia o por otros motivos, así como sus comunidades de acogida, también se encuentran entre los colectivos más expuestos a las consecuencias del cambio climático.
El 84% de las personas refugiadas en el mundo viven en regiones en desarrollo, que a menudo son las más vulnerables al cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos que se suceden en los lugares de acogida están alterando las vidas de los refugiados, acentuando las necesidades humanitarias y forzando a la población a huir de nuevo.
Este año, los equipos de ACNUR en el terreno han tenido que poner en marcha respuestas humanitarias de emergencia en varios países de acogida por el empeoramiento de las condiciones y por los desplazamientos secundarios a causa de los desastres y los peligros meteorológicos. En octubre, 200.000 personas refugiadas sudanesas y la población de acogida en el condado de Maban, en Sudán del Sur, sufrieron graves inundaciones sin precedentes, y en julio, más de 2.100 refugiados rohinyas tuvieron que ser realojados en el asentamiento de Cox Bazar, en Bangladesh, a causa de las lluvias torrenciales y los aludes causados por los monzones. Además, el campo de refugiados de Tongogara, en Zimbabue, donde viven más de 13.000 personas refugiadas, sufrió los daños causados por el ciclón Idai.
Tenemos que hacer mucho más por aquellos Estados que han hecho todo posible por proteger a las personas refugiadas y que al mismo tiempo son los más expuestos a las calamidades del cambio climático. No podemos fallarle, ni a las personas en mayor situación de vulnerabilidad y que han buscado refugio en ellos. Invertir y prestar apoyo a los países en riesgo es crucial para que puedan adaptarse a los desafíos venideros, al tiempo que refuerzan su capacidad para continuar protegiendo a la población desplazada que busca refugio en sus territorios.
ACNUR es una agencia de protección que trabaja en un mundo que cambia a un ritmo acelerado y que cuenta con la experiencia para prestar asistencia práctica a aquellos Estados que acogen a los refugiados y que, sin ser los responsables, están en la primera línea de batalla contra el cambio climático y lo seguirán estando en la próxima década. Queremos trabajar con los Estados para proteger a las personas desplazadas y apoyar a las comunidades de acogida en su adaptación a un entorno más hostil.
Dado que actuar con anticipación es clave a la hora de predecir, mitigar y prepararnos ante futuras crisis, ACNUR hace un llamamiento para pasar a la acción de forma urgente incluyendo la mejora de los sistemas de alerta temprana, las previsiones con base empírica y las estrategias para la reducción del riesgo de desastres.
Estas medidas pueden ayudar a garantizar que las comunidades sean capaces de hacer frente a los peligros de forma más efectiva, por ejemplo, diversificando las fuentes para sus medios de subsistencia.
Asimismo, ACNUR insta a la comunidad internacional de donantes a que apoyen soluciones especializadas e integrales para la adaptación ante el cambio climático y la puesta en marcha de marcos de protección efectivos para las poblaciones desplazadas por el clima.
El primer Foro Mundial sobre los Refugiados, encuentro mundial que se celebrará en Ginebra los días 17 y 18 de diciembre de este año, será una ocasión para la comunidad internacional para mostrar su compromiso y actuar. La energía y el clima será una de las seis temáticas del foro».