Ago 20

La paz es urgente: más de 47 millones de niños y niñas no pueden volver a sus hogares   

Nota Publicada en Clarin.com

Por Paula Martínez Álvarez, Directora de Comunicaciones de Fundación ACNUR Argentina. 

 

Frente a una casa en ruinas por las inundaciones, una mujer afgana sostiene en brazos a su bebé Enamulla y trata de apaciguar su llanto: su hogar es una de las 10.000 viviendas que fueron destrozadas por desastres naturales en el pueblo de Dara e-Shaikha, en mayo de 2024. 

Cuando las corrientes de agua rompieron miles de puertas y ventanas en la provincia de Ghor, al oeste de Afganistán, Said Khanim escapó lo más rápido que pudo para que sus cinco hijos estuvieran a salvo en tierras más elevadas: pero su hija de cuatro años, Atifa, se separó del grupo en el medio del caos. Su cuerpo fue encontrado horas más tarde cerca de una alcantarilla. 

La historia de Said Khanim y sus hijos se repite a diario. De acuerdo con el último Informe de ACNUR “Tendencias Globales 2023”, si bien las niñas y niños componen el 30% de la población mundial, representan el 40% del total de personas desplazadas por la fuerza.  Cada día, miles de familias se ven obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en otros territorios. Sin embargo, la seguridad que encuentran muchas veces es limitada, ya que los niños de Dara-e-Shaikha deben tomar clases a la intemperie debido a la destrucción de tiendas e instituciones en su pueblo. Esto los expone a las inclemencias del clima, pero continúan con su educación a pesar de las adversidades. 

 

Tras décadas de conflicto, millones de personas en Afganistán viven en situación de pobreza y sufren hambre. La situación se complica aún más con desastres naturales que azotan el país con frecuencia y la vulneración generalizada de los derechos humanos, sobre todo en detrimento de mujeres y niñas. En Afganistán 3,25 millones de personas han sido desplazadas por los conflictos al interior del país y 23,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con urgencia. 

“Nadie escapó del sufrimiento que trajo consigo el desastre”, se lamenta Said Khanim. Su hija Atifa es una de las 237 personas que perdieron la vida como consecuencia de las lluvias catastróficas y las inundaciones repentinas en Afganistán. Los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías, las inundaciones y temperaturas excesivamente elevadas, son cada vez más frecuentes e intensos, tanto que, a finales de 2023, casi tres cuartas partes de las personas desplazadas por la fuerza vivían en países con una exposición alta o extrema a los peligros relacionados con el clima.   

Es por estas historias de supervivencia que ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y otras organizaciones humanitarias han estado brindando asistencia vital como albergues de emergencia, alimentos y atención médica, para ayudar a las comunidades en el proceso de recuperación y acompañar a los más vulnerables, como las niñas y niños que debieron abandonar sus hogares, escuelas y amigos. 

El cambio climático ha estado exacerbando las necesidades y los riesgos de protección que enfrentan las personas desplazadas; también ha provocado nuevos desplazamientos prolongados y sucesivos. La desigualdad es tan grande que no sólo lleva al desplazamiento, sino que aumenta vulnerabilidades como la pobreza, los riesgos de protección y obstaculizan el disfrute de los derechos humanos, particularmente en mujeres y niños, ya que el 49% de los desplazados internos son niños y niñas. 

En Afganistán, el hogar de Said Khanim, el 62% de los desplazados internos son niños, esta cifra alarmante muestra que es el segundo país después de Somalia con mayor proporción de niños en esta situación. Hoy en día, la familia afgana encontró refugio en un hogar vecino, pero siguen recuperándose de daños profundos más allá de las heridas físicas y las consecuencias psicológicas de la huida.  

Afganistán atraviesa una de las crisis humanitarias de mayor proporción en el mundo: más de la mitad de la población necesita asistencia humanitaria, el sistema sanitario está por colapsar, los efectos del cambio climático están profundizando la pobreza y acentuando la inseguridad alimentaria. 

La protección de las niñas y niños forzados a huir de sus hogares alrededor del mundo nos convoca a todos. La Guerra no es un juego. La paz es urgente. Por eso, en el marco del Día de la Niñez, desde Fundación ACNUR Argentina convocamos a la sociedad a sumarse a los Ponchos Azules y a firmar por la paz en ponchoazules.org en apoyo a todos los niños y niñas refugiados y desplazados del mundo.   

 

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