Oct 17

El Alto Comisionado Filippo Grandi solicita acciones urgentes para afrontar los altos índices de desplazamiento

Con los conflictos en Medio Oriente y en otras partes del mundo, el número de personas desplazadas por la fuerza en el mundo ha ascendido a 123 millones. En ese contexto el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados instó a los Estados a colaborar en la consolidación de la paz y la búsqueda de soluciones colectivas.

Este lunes, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, exhortó a los gobiernos a no sucumbir ante “la desconfianza y el aislamiento” como respuesta a la proliferación de intricados conflictos; en su lugar, los insta a colaborar en la consolidación de la paz y la búsqueda de soluciones en favor de 123 millones de personas desplazadas por la fuerza alrededor del mundo.

En el discurso que pronunció en la primera sesión de este año del Comité Ejecutivo (en Ginebra), el Alto Comisionado compartió sus reflexiones en torno a un año de pérdida y sufrimiento provocados por “una mentira terrible, que sostiene que la guerra es el camino para alcanzar la paz”. La crisis que azota Medio Oriente y los incesantes conflictos en Sudán, Ucrania y Myanmar, entre otros, sugieren que “el futuro jamás había sido tan incierto”, recalcó el Alto Comisionado.

“En un contexto de crisis en Medio Oriente, parece sencillo – incluso, tentador – desconfiar del multilateralismo; y, en su lugar, optar por el ostracismo. Sin embargo, la desconfianza y el aislamiento no son una opción para las personas refugiadas”, enfatizó Grandi. “En el mundo hay 123 millones de personas refugiadas y desplazadas. La situación en la que se encuentran exige soluciones; la colaboración es la única vía para encontrarlas”.

Grandi homenajeó a los dos trabajadores de ACNUR [un hombre y una mujer] que perdieron la vida en los recientes ataques de Israel contra Líbano; también honró la memoria de los 226 trabajadores de UNRWA que han perdido la vida desde que estalló el conflicto en Gaza (en octubre de 2023). Aunque las poblaciones civiles y quienes trabajan en el sector humanitario corren cada vez más peligro en las zonas de conflicto, Grandi prometió que el personal de ACNUR permanecerá en el terreno, cumpliendo con el mandato de la organización.

Disminución de los recursos

La financiación que ha recibido el sector humanitario no corresponde con el creciente número de crisis que se están presentando alrededor del mundo; tan solo ACNUR ha declarado un promedio de cuarenta emergencias anuales en los últimos tres años. Como ejemplo, Grandi mencionó la guerra en Sudán: más de once millones de personas han sido desplazadas en los últimos 18 meses (incluidos más de dos millones de refugiados), sin embargo, el plan de respuesta para refugiados apenas ha recibido un 27% de los fondos que requiere; además, la consolidación de la paz parece inalcanzable.

“Guerra y pocos recursos… Algo tiene que cambiar en esta letal ecuación”, advirtió Grandi. “De otro modo, no debería sorprendernos que las cifras de desplazamiento se mantengan al alza ni que el fenómeno continúe esparciéndose geográficamente. La realidad es que, si no prevalecen la seguridad y la estabilidad, las personas refugiadas no interrumpirán su recorrido, lo que inquieta a muchos Estados”.

Hablando del presupuesto general de ACNUR, si bien hubo una mejora en comparación con un “precario” inicio de año, la organización apenas ha recibido el 45% de los fondos que necesita en 2024 (USD 10.800 millones), de tal suerte que la incertidumbre acecha los años venideros. “Nuestras operaciones no pueden seguir en la misma línea; ustedes, tampoco. Esta dinámica es insostenible”, subrayó Grandi, dirigiéndose a los gobiernos.

Enfoques sostenibles

Uno de los enfoques que ofrece beneficios tanto para las personas desplazadas como para las comunidades locales, los países de acogida y los donantes consiste en reducir la sobredependencia en la asistencia humanitaria (sobre todo en situaciones prolongadas). En su lugar, mientras se llega a soluciones a largo plazo (por ejemplo, el reasentamiento o un retorno seguro a los lugares de origen), es necesario integrar a las personas refugiadas en las comunidades locales e incluirlas en los sistemas nacionales.

“Con este modelo no se busca que las responsabilidades recaigan únicamente en los países de acogida”, aseveró Grandi. “Se trata de reforzar, con apoyo financiero, las capacidades y la resiliencia de los países y las comunidades de acogida para que, de manera exitosa y sostenible, puedan incluir a las personas desplazadas en los sistemas nacionales de respuesta en tanto permanezcan en su territorio”.

Otro desafío que exige nuevos enfoques es el hecho de que, cada vez con mayor frecuencia, en un esfuerzo por ponerse a salvo, las personas refugiadas y otras que huyen de guerras, persecuciones y otras formas de violencia recorren las mismas rutas que quienes que han abandonado su lugar de origen en busca de mejores oportunidades económicas. Estos movimientos mixtos – de personas refugiadas y migrantes – suponen desafíos para los países en los que se encuentran esas rutas; también para las personas que las recorren, pues los peligros a los que se enfrentan son similares.

Grandi instó a los países a no ceñirse a sus propias fronteras, sino a promover alternativas a estas peligrosas travesías, lo que incluye, entre otras cosas, crear más vías regulares de admisión (el reasentamiento y la reunificación familiar son un ejemplo), o bien impulsar alternativas a los movimientos sucesivos en los países de tránsito, como la estancia legal y los esquemas de regularización.

Grandi comentó que adoptar enfoques integrales a lo largo de las rutas requiere de inversiones considerables en los países de tránsito y de acogida; por otra parte, añadió que, sin importar las soluciones pragmáticas y basadas en principios que lleguen a surgir, ACNUR seguirá defendiendo la figura del asilo.

Un atisbo de esperanza

Aun en un turbulento y sombrío contexto mundial, Grandi mencionó algunos datos que avivan la esperanza; por ejemplo, el hecho de que, en 2024, se presentarán 200.000 casos para reasentamiento, una cifra nunca antes vista.

Hace un par de semanas, tras una década de avances en el marco de la campaña #IBelong, de ACNUR, Turkmenistán se convirtió en el segundo país – el primero fue Kirguistán – en resolver todos los casos de apatridia de los que tenía conocimiento; en ese lapso, medio millón de personas han obtenido la nacionalidad de manera oficial. Este lunes, Filippo Grandi anunció la creación de una Alianza Global para acabar con la Apatridia, la cual partirá de los logros alcanzados por la campaña #IBelong.

Asimismo, hizo mención del poderoso ejemplo que pusieron los equipos olímpico y paralímpico de refugiados que compitieron este año en París; también mencionó a las cinco valerosas mujeres que esta noche recibirán el Premio Nansen para los Refugiados de 2024 (una ganadora global y cuatro ganadoras regionales).

Considerando que es necesario emprender acciones colectivas para hacer frente a los desafíos actuales, Grandi concluyó: “Les suplico que sigamos trabajando, en conjunto y con humildad, para aprovechar cualquier oportunidad que nos permita encontrar soluciones en favor de las personas refugiadas. No perdamos la esperanza en el proceso… la esperanza de que la paz reinará en todos esos países en los que parece distante, incluso inalcanzable”.

 

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