Esneda Saavedra (47) ha dedicado su vida a la defensa de los derechos y el territorio del pueblo Yukpa, en riesgo de extinción física y cultural debido al desplazamiento forzado, la explotación indiscriminada de recursos naturales y el cambio climático en Colombia.
Desde muy joven, Esneda sintió el legado de su familia. “Mi madre es una autoridad tradicional Yukpa. Cuando era pequeña, la acompañé en todas sus luchas y vida comunitaria. Continué el camino del liderazgo porque lo vi como una necesidad. Me dije a mí misma: soy esa mujer que nació para defender mi pueblo y mi territorio”.
Un territorio sin fronteras y un pueblo nómada
Esneda nació en el resguardo de Sokorpa, una de las comunidades del pueblo Yukpa que históricamente han habitado la Serranía del Perijá, frontera entre Colombia y Venezuela. “Somos un pueblo nómada de recolectores, cazadores y pequeños agricultores que hemos vivido durante siglos en estas tierras, que para nosotros no tienen fronteras”, enfatiza Esneda.
Esneda tenía 8 años cuando su padre fue asesinado por grupos armados no estatales y, junto con su comunidad, tuvieron que huir para protegerse de la violencia. Esneda explica que, desde la época de la colonia española, el pueblo Yukpa ha sido forzado a abandonar los territorios.
Desde1960, los Yukpa han sido testigos de cómo grupos armados no estatales y otros actores han explotado sus tierras y recursos. Esneda ha recibido amenazas y atentados contra su vida por su lucha en defensa del territorio. “Me amenazan dentro del territorio por hablar, por decir la verdad. El conflicto armado está vinculado a todo: minería, mafia, cultivos ilícitos”, afirma.
Existencia física y cultural en riesgo
El conflicto armado ligado a la explotación indiscriminada de recursos naturales amenaza la profunda conexión con la naturaleza que tiene el pueblo Yukpa. Los árboles fueron talados para dar paso a la ganadería, los monocultivos, la minería y los cultivos ilícitos, dejando en ruinas un paisaje antes exuberante. Esneda denuncia con insistencia: “Hoy, la minería a cielo abierto afecta el aire y los ríos, que han comenzado a secarse”.
La pesca, la caza y los cultivos son escasos por la degradación ambiental. Casi entre lágrimas, Esneda asegura que el desplazamiento forzado ha puesto en riesgo la existencia física y cultural de su pueblo.
Degradación ambiental y cambio climático, amenazas a gran escala
“La degradación de la naturaleza no solo ha afectado nuestra seguridad alimentaria; sino nuestra salud y cultura”, explica Esneda. “Tenemos nuestra propia medicina. Las plantas sagradas nos curan de la diarrea, del vómito y otras enfermedades”. La explotación de los recursos naturales ha impactado también sus prácticas culturales: “Las artesanías como los canastos y las esteritas han desaparecido porque se acabaron los materiales”.
Los efectos del cambio climático han empeorado la situación. Impredecibles e intensas temporadas de sequías y lluvias son cada vez más frecuentes. “Nuestro calendario cultural nos orienta en las épocas de siembra, cosecha y recolección, pero hoy el clima está desordenado y la tierra no produce suficiente alimento”, lamenta Esneda.
En aislamiento
El desplazamiento ha obligado a la mayoría de la población Yukpa a vivir en la parte alta de la Serranía del Perijá, donde la tierra es más árida. En aislamiento, sin acceso a tierras fértiles y agua, sobreviven con la escasa siembra de frijol, maíz y yuca. Esneda denuncia que cada año entre 15 y 20 menores de edad mueren por problemas respiratorios y desnutrición.
Cruzando una frontera administrativa que atraviesa su territorio ancestral, comunidades del pueblo Yukpa provenientes de Venezuela se asientan en precarias condiciones en Colombia. Esneda acentúa: “La situación es desconocida por las autoridades. Los niños muchas veces no cuentan con identificación y eso los pone en riesgo porque nadie asume responsabilidades”.
Restaurar y proteger el territorio
Esneda, como autoridad del resguardo Sokorpa, comprende la importancia del territorio Yukpa, ubicado en la principal región productora de carbón en Colombia. “Sokorpa es un área de conservación de la biodiversidad debido a su importancia ambiental, es un bosque en el que viven cientos de aves, animales y plantas, algunas de ellas en peligro de extinción”, reitera.
En los últimos años, el pueblo Yukpa ha iniciado un proceso de restauración de los ríos y cientos de hectáreas de bosque. Luis Uribe, líder indígena y compañero de Esneda, comenta: “Hoy estamos intentado recuperar la diversidad que hay en nuestro territorio, que es única”.
En 2017, el pueblo Yukpa consiguió que la Corte Constitucional suspendiera la actividad minera en su territorio. A pesar de este logro, las amenazas al territorio continúan. Esneda destaca que, para su comunidad, es fundamental mantener una relación armónica y respetuosa con la naturaleza, de la cual dependen para obtener alimentos, agua, medicinas y aire limpio. El pueblo Yukpa también conserva sitios sagrados y prácticas culturales que aseguran el equilibrio natural y espiritual de su territorio.
Un escenario global
Desde hace 3 años, Esneda es consejera de Derechos de los Pueblo Indígenas, Derechos Humanos y Paz de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), que representa a 57 organizaciones del país. Esneda además ha sido elegida vocera de las mujeres indígenas en la Mesa Nacional de Víctimas del Conflicto Armado.
Con el apoyo de ACNUR, la ONIC lidera espacios de incidencia ante la institucionalidad, autoridades y los tomadores de decisión a nivel nacional. Esneda resalta que sus acciones están dirigidas a generar mayor conciencia, visibilidad y búsqueda de soluciones a la situación que afrontan los pueblos indígenas, incluidos los pueblos transfronterizos.
Según la Unidad para las Víctimas, desde 1985 cerca de 694.000 personas indígenas han sido desplazadas forzosamente por el conflicto armado en Colombia, incluyendo a más de 73.000 solo entre 2022 y 2024.
Esneda es consciente de que su lucha es también la de millones de personas y comunidades que viven los efectos del desplazamiento forzado. El 1 de noviembre de 2024, durante la Conferencia de Naciones Unidas para la Biodiversidad COP16, intervendrá para hacer escuchar su historia y aportes en un escenario global que busca proteger la naturaleza y la vida.
“Por nuestra madre tierra, el agua, el aire, los árboles, los peces y las aves, por todos, seamos una sola voz y, unidos, protejamos la vida, el bienestar de nuestros hijos y de toda la humanidad que habita este planeta”, expresa con serenidad Esneda Saavedra, la primera mujer indígena elegida gobernadora del pueblo Yukpa.