GINEBRA/NUEVA YORK/ROMA/PORT SUDÁN ‒ Cuatro agencias de las Naciones Unidas han hecho hoy un llamamiento urgente a la comunidad internacional para atender la crisis en Sudán, ante el inmenso sufrimiento y los peligros crecientes para la población. Más de 900 días de combates brutales, violaciones generalizadas de los derechos humanos, hambruna y el colapso de servicios esenciales han llevado a millones de personas al borde de la supervivencia, especialmente mujeres y niños.
Durante visitas recientes a Sudán, altos representantes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) fueron testigos del devastador impacto de la crisis en todo el país, incluyendo Darfur, Jartum y otras zonas afectadas por el conflicto.
Sudán se enfrenta una de las emergencias más graves del mundo, con más de 30 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria, incluidos más de 9,6 millones de desplazados internos y cerca de 15 millones de niños. Si bien alrededor de 2,6 millones de personas han regresado a sus hogares tras el descenso de los combates en Jartum y otras regiones, muchos encuentran sus viviendas y vecindarios dañados o completamente destruidos, sin acceso a servicios esenciales. Solo en Jartum, más de un millón de personas han regresado desde principios de 2025.
El conflicto, que ya se encuentra en su tercer año, ha destruido servicios esenciales como la atención sanitaria y la educación. Respecto a este último aspecto, 14 de los 17 millones de niños en edad escolar están fuera del sistema educativo. Asimismo, comunidades enteras han sido desplazadas, enfrentando violaciones de derechos humanos y graves riesgos de protección. El pasado año se decretó la hambruna en varias partes de Sudán y, a día de hoy, la situación alimentaria sigue siendo catastrófica, estando los niños y niñas entre los más afectados. Las tasas de malnutrición se han disparado y miles de menores corren riesgo inminente de muerte si no reciben asistencia alimentaria y nutricional urgente.
“Este nivel de retorno a Jartum es tanto una señal de resiliencia como una advertencia”, señaló Ugochi Daniels, Directora General Adjunta de Operaciones de la OIM, que acaba de concluir una visita a Sudán. “Conocí a personas que regresan a una ciudad aún marcada por el conflicto, donde las viviendas están dañadas y los servicios básicos apenas funcionan. Su determinación para reconstruir es admirable, pero la vida sigue siendo extremadamente frágil e inestable. En todo Sudán, el cólera, el dengue y la malaria se están propagando, lo que hace aún más urgente invertir en agua potable, atención médica y otros servicios esenciales para que las personas puedan realmente comenzar de nuevo”.
Las familias que regresan a Sudán, muchas impulsadas por la determinación de reconstruir sus vidas tras años de conflicto implacable, reflejan un cambio frágil pero esperanzador. Sin embargo, Sudán sigue siendo un país en profunda crisis.
El acceso a las poblaciones más afectadas sigue siendo extremadamente limitado. Los actores humanitarios enfrentan inseguridad, obstáculos burocráticos y desafíos logísticos que dificultan la entrega de ayuda vital: se necesitan procedimientos simplificados. Los ataques contra civiles son generalizados y las mujeres y niñas continúan enfrentando graves riesgos de violencia sexual relacionada con el conflicto.
En Jartum, el apoyo histórico de Sudán a cerca de 900.000 refugiados se está viendo sometido a una importante presión debido al aumento del sentimiento anti-extranjero. La protección continua para las personas refugiadas es vital para centenares de miles que la necesitan.
“Esta es una de las peores crisis de protección que hayamos visto en décadas”, declaró Kelly T. Clements, Alta Comisionada Adjunta de ACNUR, tras visitar campamentos de desplazados en Port Sudán y las afueras de Jartum. “Millones de personas están desplazadas dentro y fuera del país, y las familias que regresan tienen poco apoyo ante la ausencia de otras opciones. Conversé con familias que huyeron recientemente de Al Fasher y que daban cuenta de historias horribles, de haberlo perdido todo, viéndose forzadas a tomar rutas peligrosas con grandes riesgos. Es un entorno dinámico y se necesita apoyo en todas partes.”
La situación en Darfur y los estados de Kordofán es profundamente preocupante y las necesidades humanitarias van en aumento. Las comunidades están cada vez más aisladas y el colapso de los servicios esenciales deja a millones de personas en situación de vulnerabilidad.
En Al Fasher, más de 260.000 civiles, incluidos 130.000 niños, han estado bajo asedio durante más de 16 meses, sin acceso a alimentos, agua ni atención médica. Las instalaciones sanitarias han colapsado y miles de niños con desnutrición aguda grave están sin tratamiento, haciendo frente a un riesgo inminente de muerte. Se reportan diariamente asesinatos, violencia sexual y reclutamiento forzado. En Kordofán, ciudades como Dilling y Kadugli han estado aisladas durante meses, con sistemas de agua destruidos y servicios de salud inoperantes. Los brotes de cólera y sarampión se propagan sin control.
“Lo que presencié en Darfur y otros lugares esta semana es un recordatorio de lo que está en juego: niños haciendo frente al hambre, enfermedades y al colapso de servicios esenciales”, dijo Ted Chaiban, Director Ejecutivo Adjunto de UNICEF. “Comunidades enteras sobreviven en condiciones que desafían la dignidad. Los niños están desnutridos, expuestos a la violencia y en riesgo de morir por enfermedades prevenibles. Las familias hacen todo lo posible por sobrevivir, mostrando una determinación extraordinaria ante una adversidad inimaginable. Está claro que la ONU y sus socios están respondiendo, pero la determinación de las familias debe ser igualada por una acción global urgente para asegurar el acceso, movilizar recursos y, en última instancia, detener el conflicto”.
Los déficits de financiación agravan aún más la crisis. El Plan de Respuesta Humanitaria 2025 para Sudán, con un total de 4.200 millones de dólares, está críticamente subfinanciado con solo el 25% cubierto, lo que amenaza la escala y continuidad de las operaciones de emergencia. A pesar de los enormes desafíos, la respuesta humanitaria ha alcanzado a más de 13,5 millones de personas este año, incluso en las zonas más afectadas como Darfur, Kordofán, Jartum y Al Jazira. Sin recursos adicionales, las agencias humanitarias se verán obligadas a reducir las intervenciones vitales, poniendo en riesgo millones de vidas.
“Vi una ciudad devastada por la guerra, donde las familias que regresan a Jartum necesitan urgentemente alimentos, agua y servicios básicos. Pero, sobre todo, vi determinación y voluntad de reconstruir y rehacer sus vidas. Vi esperanza”, dijo Valerie Guarnieri, Directora Ejecutiva Adjunta del Programa Mundial de Alimentos. “Estamos trabajando juntos, junto a organizaciones locales y grupos comunitarios, para ayudar a las familias desplazadas, residentes y retornados a reconstruir sus vidas, con acceso a alimentos, nutrición y comidas escolares, y apoyo para restaurar servicios esenciales.”
Las cuatro agencias hacen un llamamiento conjunto para:
- Cese inmediato de las hostilidades y protección de los civiles, especialmente los niños.
- Acceso humanitario sin restricciones a todas las poblaciones afectadas, incluyendo presencia de la ONU en todo el país.
- Procedimientos simplificados para la entrega de ayuda y movimiento del personal.
- Financiación urgente y flexible para ampliar las intervenciones vitales.
- Apoyo a soluciones duraderas para poblaciones desplazadas, incluidos retornados y comunidades de acogida.
- Apoyo continuo a los desplazados internos y a los casi 900.000 refugiados dentro de Sudán que necesitan protección internacional y servicios.
OIM, ACNUR, UNICEF y el PMA reafirman su compromiso de trabajar juntos para brindar asistencia vital y protección a niños y familias en todo Sudán. La comunidad humanitaria está lista para actuar, pero no puede hacerlo sola. El mundo debe actuar.

