Graves inundaciones han asolado países del Este y el Cuerno de África mientras las fuertes lluvias provocadas por El Niño continúan azotando una región que acoge a personas refugiadas en primera línea de la crisis climática, donde las profundas sequías seguidas de intensas lluvias se han convertido en los últimos años en la nueva normalidad.
Cuando se producen inundaciones, las personas refugiadas y desplazadas suelen ser las más afectadas, ya que llevan una vida precaria en alojamientos temporales o semipermanentes construidos en lugares a menudo remotos.
Recientemente, en Kenia, Burundi y Somalia, casas, escuelas y edificios comunitarios han quedado dañados o han sido arrasados por las aguas, junto con el ganado y los cultivos, por lo que la población se enfrenta a un riesgo cada vez mayor de hambre y brotes de enfermedades.
A continuación se presenta una visión de la magnitud y el impacto de las inundaciones, sus causas y lo que ACNUR y sus socios ya están haciendo para responder.
1. Las lluvias torrenciales provocan desplazamientos, miseria y muerte
A lo largo de marzo y abril, lluvias inusualmente intensas relacionadas con el sistema meteorológico de El Niño han caído sobre África Oriental provocando el desbordamiento de ríos, el colapso de presas y la saturación de los sistemas de alcantarillado y aguas residuales.
Las inundaciones han arrasado o dañado viviendas y posesiones, escuelas y otros edificios, dejando a las personas en la miseria y sin hogar. Algunos de los peores daños se han producido en las zonas más pobres y congestionadas de las ciudades y pueblos, donde las infraestructuras son frágiles, el drenaje inadecuado y las viviendas endebles, así como en los campamentos de refugiados y desplazados.
Más de 637.000 personas se han visto afectadas, y se estima que 234.000 de ellas han sido desplazadas. Lo peor de las inundaciones se ha producido en Kenia, Burundi, Somalia y Tanzania. En Kenia, más de 23.000 personas refugiadas tuvieron que abandonar sus hogares en los campamentos de Dadaab y Kakuma, mientras que en Burundi, país eminentemente agrícola, alrededor del 10 por ciento de las tierras de cultivo han quedado destruidas.
2. El Cuerno de África, que ha acogido a personas refugiadas, sufre los efectos del cambio climático
Los países del Este y el Cuerno de África han acogido generosamente a cientos de miles de personas refugiadas durante décadas. Es necesario invertir en la inclusión económica y reforzar los servicios sociales para apoyar a la población refugiada y a las comunidades locales de acogida. Ahora que tanto las comunidades de refugiados como las de acogida se han visto afectadas por las inundaciones, estas inversiones son aún más urgentes. En Kenia, se estima que 20.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus alojamientos en los campamentos de refugiados de Dadaab a causa de las fuertes lluvias, algunos de los cuales huyeron en medio de una devastadora sequía en la vecina Somalia en los últimos años, mientras que en Burundi casi la mitad de la población refugiada de casi 90.000 personas vive en zonas ya afectadas o que pueden verse afectadas por las inundaciones.
3. Un clima extremo implica impactos extremos
La crisis climática está desencadenando fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, incendios forestales e inundaciones en todo el mundo, pero sus efectos se dejan sentir con más fuerza entre la población más pobre y vulnerable.
Entre ellas se encuentran quienes viven en alojamientos básicos, así como la población refugiada y otras personas desplazadas, quienes a menudo carecen de recursos básicos, infraestructuras decentes, alojamientos permanentes y redes de seguridad social sólidas.
Las lluvias torrenciales que azotan al este y el Cuerno de África forman parte de un nuevo patrón mundial de condiciones meteorológicas extremas, que se produce pocos meses después de las fuertes lluvias e inundaciones de finales del año pasado, que a su vez siguieron a largos meses de sequía. El efecto acumulativo es que algunas partes de la región son cada vez más inhabitables, lo que obliga a las personas a huir.
4. ACNUR protege a la población refugiada y a otras personas de las amenazas del cambio climático
Al anunciar el Fondo para la Resiliencia Climática de ACNUR, dotado con 100 millones de dólares estadounidenses, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, declaró: “Los efectos del cambio climático no hacen más que aumentar, exacerbando cada vez más los conflictos, destruyendo los medios de vida y, en última instancia, desencadenando desplazamientos”.
El cambio climático es un multiplicador de la amenaza del desplazamiento: en 2022, más del 70 por ciento de las personas refugiadas y solicitantes de asilo huyeron de países y regiones que sufrían los efectos del cambio climático. El fondo reducirá el impacto medioambiental de las respuestas de emergencia, proporcionará recursos sostenibles y energía limpia a la población refugiada y desplazada, y les ayudará a equiparse para resistir futuras crisis climáticas.
Pero cuando ocurre un desastre, ACNUR está ahí para quienes lo necesiten, por ejemplo proporcionando artículos de ayuda de emergencia a los residentes de la capital de Kenia, Nairobi.
5. Se necesita más ayuda
Se espera que esta temporada de lluvias inusualmente severa continúe durante mayo, lo que podría conducir a una mayor destrucción y potencialmente a más pérdidas de vidas humanas. En consecuencia, existe una necesidad crítica de apoyo adicional.