Resulta particularmente preocupante el hecho de que la enfermedad se propague en lugares que han dado acogida a personas refugiadas, sobre todo en los estados de Kassala, Gedaref y Jazirah. Estos estados no solo han dado acogida a personas que provienen de otros países, sino que en ellos también se encuentran sudaneses desplazados que huyeron de las hostilidades en otras partes de Sudán.
Al día de hoy, según informes del Ministerio de Salud de Sudán, ha habido un total de 119 casos de cólera en tres asentamientos de refugiados en el estado de Kassala; por desgracia, cinco personas refugiadas murieron luego de haber contraído la enfermedad. En contraste, si bien se han reportado casos de cólera en el estado de Gedaref, el brote no ha afectado a ninguna persona refugiada; de cualquier forma, ACNUR continúa monitoreando la situación.
Este nuevo brote de cólera se ha dado tras varias semanas de intensas lluvias e inundaciones. Los riesgos son mayores debido al incesante conflicto y a las duras condiciones humanitarias, como el hacinamiento en los campamentos y asentamientos de refugiados y de personas sudanesas desplazadas por la guerra, así como la escasez de personal médico y de suministros para el cuidado de la salud. Aunado a ello, la infraestructura sanitaria e hídrica está rebasada, pues también se ha visto gravemente afectada por la guerra.
Además de la propagación del cólera, se ha observado el aumento de enfermedades que se transmiten por el agua, como la malaria. Los esfuerzos por atender la situación se han visto limitados por las restricciones en el acceso humanitario. La inseguridad, los enfrentamientos y las fuertes lluvias obstaculizan la transportación de ayuda humanitaria. De hecho, las dificultades para acceder a ciertas zonas ha retrasado la distribución de artículos de ayuda y de medicamentos esenciales en los estados de Sennar, Nilo Azul, Nilo Blanco, Darfur y Kordofan, que han dado acogida a más de 7,4 millones de personas refugiadas y desplazadas internas.
Junto con el Ministerio de Salud de Sudán, la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y otros socios, ACNUR ha ampliado el alcance de los esfuerzos por prevenir y atender los casos de cólera. Asimismo, está trabajando con socios que se especializan en el cuidado de la salud en zonas afectadas para reforzar la vigilancia, los sistemas de alerta temprana y el rastreo de contacto. Por otra parte, ha estado brindando apoyo para mejorar los servicios médicos locales y ha estado llevando a cabo campañas de sensibilización para que las comunidades aprendan a detectar y responder rápidamente a posibles brotes; también ha estado abogando por la inclusión de las personas refugiadas en los planes nacionales de respuesta.
En Kassala, ACNUR ha estado proporcionando camas de hospital, medicamentos y kits de higiene en los centros de salud; también ha capacitado al personal médico y de enfermería (hasta el momento, 28 trabajadores de la salud han recibido capacitación). El agua se ha estado desinfectando con cloro, y ACNUR está llevando a cabo más campañas informativas para difundir buenas prácticas de aseo e higiene. En el estado de Nilo Blanco, donde hay diez campamentos de refugiados, se están instalando centros de tratamiento del cólera para apoyar con el aislamiento y el cuidado tanto de posibles casos como de casos confirmados. De igual forma, se están realizando pruebas para detectar contagios, se están ofreciendo capacitaciones y se están haciendo esfuerzos de sensibilización para que el personal de salud pueda gestionar los casos de cólera.
ACNUR también siente profunda preocupación por las personas que han abandonado el país, es decir, los refugiados que han cruzado sus fronteras. En Chad y Sudán del Sur, los equipos de ACNUR han reportado un aumento de los casos de malaria en los asentamientos de refugiados; esto se debe también al inicio de la temporada de lluvias, y se suma a los alarmantes índices de desnutrición y a los casos de sarampión, infecciones respiratorias agudas, diarrea acuosa aguda y riesgo de brotes de cólera.
Desde que estalló el conflicto en Sudán, más de 10,3 millones de personas han sido desarraigadas de sus hogares; todas ellas se han puesto a salvo en otras partes del país o en los países vecinos. Dada la situación humanitaria y los niveles de financiación, que incluso antes de este último brote de cólera ya era precaria, se requieren fondos urgentemente para brindar atención médica y otros servicios vitales, lo que incluye ampliar los centros de tratamiento del cólera y otras premisas médicas, contratar más personal médico y de enfermería, y adquirir más medicamentos y sustancias de aplicación intravenosa.
De los USD 1.500 que ACNUR y sus socios requieren para, con base en el Plan Regional de Respuesta para Refugiados, brindar asistencia en los países con los que Sudán comparte frontera, se ha recibido tan solo un veintidós por ciento. Por otra parte, la respuesta interagencial en Sudán ha recibido apenas el 23% de los fondos necesarios.