GINEBRA – Los fuertes recortes en la ayuda humanitaria y al desarrollo están poniendo en riesgo los avances recientes logrados con mucho esfuerzo en la educación de personas refugiadas, advierte ACNUR en la décima edición de su informe anual sobre acceso a la educación de los refugiados, publicado hoy.
“Se han hecho enormes esfuerzos para aumentar la matriculación en todos los niveles para las personas refugiadas”, señala Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, en el prólogo del informe. “Pero aún queda mucho por hacer”. De manera destacada, el informe muestra un avance significativo en la matriculación en educación superior, que ha alcanzado el 9 por ciento, frente al 7 por ciento del año pasado, acercándose al objetivo del 15 por ciento para 2030.
Pese a que hay más niños y jóvenes refugiados accediendo a la educación que nunca, el continuo aumento de la población refugiada mundial está sobrepasando la capacidad para garantizar su acceso al estudio, lo que significa que casi la mitad sigue sin escolarizar. Se estima que actualmente la población refugiada en edad escolar es de 12,4 millones, y que el 46 por ciento de ellos no asiste a la escuela, lo que equivale aproximadamente a 5,7 millones de niños refugiados sin acceso a educación.
El informe identifica varias áreas preocupantes, incluida la creciente brecha en el acceso a la educación para las personas refugiadas. Por ejemplo, una comparación de las tasas de matrícula entre niñas y niños refugiados y niños de poblaciones de bajos ingresos o afectadas por conflictos en los países de acogida muestra que los refugiados se enfrentan a mayores barreras de acceso. Esto refleja obstáculos estructurales como limitaciones legales, planes de estudio nuevos, barreras lingüísticas, falta de reconocimiento de conocimientos previos y restricciones financieras. La educación sustenta la protección y es una piedra angular de las respuestas sostenibles, ya que mejorar el acceso a una educación de calidad ayuda a garantizar la autosuficiencia de esta generación y la siguiente.
El informe también destaca algunos avances. A pesar de las disparidades persistentes en el Índice de Paridad de Género para personas refugiadas, que mide la igualdad de género en la educación, ha habido leves aumentos en la tasa de matrícula de niñas en educación primaria, y avances hacia la paridad de género en secundaria. Aun así, la paridad en el acceso general a la escuela para niñas y niños refugiados sigue siendo difícil de alcanzar, aunque algunos países están acercándose a ella.
A pesar de la creciente atención sobre la crisis global de enseñanza, los datos sobre los resultados educativos de las niñas y niños desplazados por la fuerza siguen siendo muy limitados. Esta brecha persistente de datos dificulta el diseño de respuestas educativas eficaces e inclusivas. Para recoger evidencias sobre resultados integrales de aprendizaje entre niños y niñas desplazados por la fuerza, ACNUR realizó dos evaluaciones en Mauritania y México en 2024. Los hallazgos de ambas subrayan la necesidad urgente de fortalecer el aprendizaje básico y garantizar intervenciones inclusivas y adecuadas a la edad.
Garantizar el acceso a una educación de calidad para niños y jóvenes refugiados, junto con un enfoque sólido basado en datos y evidencia, impulsa mejores resultados de aprendizaje. Con ello, las comunidades pueden beneficiarse al permitir que los estudiantes refugiados accedan a la educación, tomen control de sus vidas y contribuyan al desarrollo sostenible.