GINEBRA – ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, expresa preocupación con respecto a la alimentación de las personas refugiadas, y su posible impacto en la salud de estas considerando el contexto de crisis mundiales simultáneas, que incluyen escasez de alimentos y acceso limitado a oportunidades laborales.
Un tercio de los 93 sitios encuestados – en la Revisión Anual de la Salud Pública en el Mundo (ACNUR, 2021), que se publicó el día de hoy – reportaron niveles graves de desnutrición; y, en el 14% de ellos, se registraron niveles críticos.
“Las cifras de desnutrición son preocupantes, sobre todo porque se registraron antes de que incrementara el costo de los alimentos y de otras mercancías a causa de la guerra en Ucrania”, indicó Sajjad Malik, Director de la División de Soluciones y Resiliencia de ACNUR. “La construcción de comunidades más sanas y resilientes depende, en gran medida, de la ingesta de alimentos”.
Durante un año difícil marcado por la COVID-19 y cifras de desplazamiento nunca antes vistas a nivel mundial, 7,6 millones de personas refugiadas recibieron atención médica con el apoyo de los gobiernos, de ACNUR y de sus socios.
“Las cifras de desnutrición son preocupantes, sobre todo porque se registraron antes de que incrementara el costo de los alimentos y de otras mercancías a causa de la guerra en Ucrania”, indicó Sajjad Malik, Director de la División de Soluciones y Resiliencia de ACNUR
Las enfermedades principales fueron infecciones en el tracto respiratorio superior (23%), malaria (19%) e infecciones el tracto respiratorio inferior (7%). Por su parte, el 5% de las consultas atendió enfermedades no transmisibles y el 2% se enfocó en servicios de salud mental, lo cual supuso un ligero incremento en relación con el 2020.
Se lograron avances en la inclusión de las personas refugiadas en las políticas nacionales de salud: en los 48 países encuestados en materia de inclusión, el 76% incluyó a las personas refugiadas en sus planes nacionales de salud, un porcentaje que representó un aumento del 62% en comparación con el año 2019. Todos los países reportaron que las personas refugiadas tenían acceso a instalaciones de atención médica primaria, con un 94% en las mismas condiciones que la ciudadanía de esos países.
Hacia finales de 2021, el segundo año de la pandemia de COVID-19, 162 países habían incluido a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en los planes nacionales de vacunación. De hecho, al cierre del año, se habían aplicado 4,79 millones de dosis de la vacuna a 3,25 millones de personas refugiadas.
ACNUR, por su parte, adquirió y distribuyó, en 75 operaciones, equipo de protección personal y otros artículos esenciales, como pruebas rápidas de diagnóstico y concentradores de oxígeno, con un valor de $69,1 millones de dólares (USD).
En general, para ACNUR aún resulta preocupante la interrupción de servicios derivada de la pandemia. Por otra parte, se está enfocando en la vacunación rutinaria de la niñez en 2022.
A pesar de la interrupción de los servicios de salud a raíz de la pandemia, no hubo cambios en el acceso a atención obstétrica cualificada, que se mantuvo en un 93%. En 2021, se registraron 123.264 nacimientos, de los cuales 114.490 recibieron atención obstétrica cualificada.
Para ACNUR aún resulta preocupante la interrupción de servicios derivada de la pandemia. Por otra parte, se está enfocando en la vacunación rutinaria de la niñez en 2022.
ACNUR tiene el compromiso de garantizar acceso equitativo a la atención médica, por lo que insta a los Estados a incluir a las personas refugiadas en sistemas y servicios de salud funcionales siempre que sea posible.
El informe completo (Revisión Anual de la Salud Pública en el Mundo de 2021) puede consultarse aquí.
Para obtener más información con respecto a este tema, favor de contactar a:
- En Ginebra, Shabia Mantoo, [email protected], + 41 79337 7650