Jul 29
Una calle en el centro de Jartum muestra las cicatrices de más de dos años de conflicto en Sudán. © ACNUR/Ala Kheir

Se necesita apoyo urgente ante el retorno de más de 1,3 millones de sudaneses desplazados por la guerra

Comunicado de Prensa Conjunto OIM-ACNUR-PNUD

GINEBRA – A pesar de que el conflicto continúa en gran parte de Sudán, han surgido zonas de relativa seguridad y, hasta la fecha, más de un millón de sudaneses desplazados internamente han comenzado a regresar a sus hogares. Además, 320.000 personas han cruzado nuevamente hacia Sudán desde el año pasado, principalmente desde Egipto y Sudán del Sur, algunas para evaluar la situación actual en el país antes de tomar la decisión de regresar.

Las personas están regresando principalmente a los estados de Jartum, Sennar y Al Jazirah, donde el impacto de más de dos años de guerra es inmenso.

Los directores regionales de ACNUR y OIM visitaron recientemente Jartum y presenciaron una devastación generalizada y una falta crónica de servicios básicos para los habitantes que permanecen allí. Entre ellos se encuentran miles de sudaneses desplazados internamente, así como personas refugiadas y solicitantes de asilo acogidas en Sudán, muchas de los cuales han estado sin acceso a asistencia humanitaria desde que comenzó la guerra. Las visitas se produjeron tras una misión previa en febrero del director regional del PNUD con el objetivo de desarrollar soluciones a largo plazo para las personas desplazadas internas y las personas refugiadas, que les permitan asegurar medios de vida y acceso a servicios básicos.

Con las operaciones humanitarias gravemente infrafinanciadas tanto dentro de Sudán como en los países vecinos que acogen a personas refugiadas, es urgente aumentar el apoyo financiero. Las organizaciones humanitarias insisten en que los esfuerzos de recuperación deben comenzar en las zonas que están volviéndose accesibles y relativamente más seguras. Al mismo tiempo, se necesitan desesperadamente fondos para mejorar las condiciones de las personas refugiadas en los países de acogida.

“Más allá de ser una muestra del deseo de las personas de regresar a su patria, estos retornos son un llamamiento desesperado para que termine la guerra y las personas puedan reconstruir sus vidas”, declaró Mamadou Dian Balde, Coordinador Regional de Refugiados para la crisis en Sudán, quien acaba de regresar de Jartum y Wadi Halfa, en la frontera con Egipto. “No solo representan un cambio esperanzador, aunque frágil, también indican que los países de acogida, ya de por sí sobrecargados, están bajo una presión creciente. Hacemos un llamamiento a una mayor solidaridad internacional con el pueblo sudanés desplazado por esta aterradora guerra y con los países que les han abierto sus puertas».

Si bien los combates han disminuido en las zonas a las que están regresando las personas, las condiciones siguen siendo peligrosas. La infraestructura pública —tendidos eléctricos, carreteras y sistemas de drenaje— ha sido completamente destruida. Las escuelas y hospitales han sido arrasados o convertidos en refugios colectivos para familias desplazadas. La pérdida o destrucción de documentos civiles y la imposibilidad de reemplazarlos impide que las personas accedan a los servicios existentes. Además de los peligros que representan los artefactos explosivos sin detonar, la violencia sexual y las violaciones de los derechos de la infancia son generalizados.

Hablando desde Puerto Sudán, tras su visita a Jartum, el director regional de la OIM, Othman Belbeisi, subrayó la necesidad de apoyar a las personas retornadas en su decisión voluntaria de regresar:

“Quienes regresan a casa no son víctimas pasivas, son personas clave para la recuperación de Sudán. Sí, la situación humanitaria es grave, pero con el apoyo adecuado, las personas retornadas pueden reactivar las economías locales, restaurar la vida comunitaria y fomentar la esperanza donde más se necesita. Pero no pueden hacerlo solas. Debemos trabajar junto a los socios locales para garantizar que las personas regresen no a sistemas destruidos, sino a cimientos de paz, dignidad y oportunidades. Los miles de personas que buscan regresar lo hacen impulsadas por la esperanza, la resiliencia y una conexión profunda con su país. Sin embargo, es fundamental destacar que el retorno debe seguir siendo una decisión voluntaria, informada y digna.

“Cualquiera que haya sido forzado a abandonar su hogar conoce ese deseo abrumador de regresar”, afirmó Abdallah Al Dardari, director de la Oficina Regional para los Estados Árabes del PNUD. “Pero sin una acción urgente, la gente volverá a ciudades en ruinas. Estamos en una carrera contra el tiempo para despejar los escombros y proporcionar agua, electricidad y atención médica. También necesitamos ofrecer apoyo a largo plazo para el empleo y los negocios, y abordar los daños invisibles de la guerra, incluyendo apoyo psicosocial y asistencia legal para mujeres víctimas de violencia.”

A pesar de estos retornos, cientos de personas siguen huyendo cada día, tanto dentro de Sudán como a través de sus fronteras, debido al conflicto persistente, especialmente en las regiones de Darfur y Kordofán. Tras más de dos años de conflicto, el pueblo sudanés ha sufrido lo suficiente y merece el fin de los combates. Se debe encontrar una solución política a la crisis en Sudán para lograr una paz duradera que permita a la población regresar plenamente y reconstruir sus vidas.

Nota para los editores:

  • Sudán sigue siendo el hogar de 10 millones de personas desplazadas internamente, incluidos 7,7 millones que han sido forzadas a abandonar sus hogares debido al conflicto actual. El país también acoge a unas 882.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo, principalmente de Sudán del Sur, Etiopía y Eritrea.
  • Desde el inicio del conflicto actual, más de 12 millones de personas han sido desplazadas por la fuerza. Más de cuatro millones han buscado refugio en países vecinos, incluyendo 3,2 millones de peronas refugiadas sudanesas y unas 800.000 personas refugiadas que anteriormente habían sido acogidos por Sudán y que han regresado a sus países para escapar de la violencia.
  • Hay un total de 4 millones de personas refugiadas sudanesas en países vecinos, incluidos los desplazados antes del conflicto actual.
  • A pesar de los recursos limitados, las agencias de la ONU, en coordinación con autoridades locales y socios, están trabajando para satisfacer necesidades esenciales y establecer un entorno estable que pueda fortalecer la resiliencia y mejorar el acceso a servicios para las personas retornadas, desplazadas y comunidades de acogida.
  • Se están realizando esfuerzos para proporcionar agua potable, fortalecer la capacidad de los centros de salud para prestar servicios y prevenir la propagación de enfermedades mortales como el cólera, y garantizar que las familias tengan acceso a artículos de primera necesidad como ropa de cama y productos de higiene. También se están proporcionando transporte y ayuda en efectivo para alimentos, medicinas y ropa a las personas vulnerables que llegan a las zonas fronterizas.
  • Se están estableciendo espacios seguros para mujeres en Jartum y Al Jazirah que brindan servicios de salud mental y asistencia legal a sobrevivientes de violencia sexual y de género. También hay planes en marcha para la remoción de escombros, incluidos restos peligrosos de guerra.
  • Al 21 de julio de 2025, las agencias de ayuda, incluidas las de la ONU, solo han recibido el 23 % de los 4.200 millones de dólares requeridos para brindar asistencia vital a casi 21 millones de personas vulnerables dentro de Sudán, restablecer servicios básicos y ampliar los servicios de protección.
  • Solo se ha recibido el 16 % de los 1.800 millones de dólares necesarios para apoyar a 4,8 millones de personas que han huido de Sudán y han buscado seguridad en la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía, Libia, Sudán del Sur y Uganda, así como a las comunidades locales que los acogen.

DONÁ AHORA

Button Image