Oct 22

Una campaña en redes sociales aborda la desinformación sobre la peligrosa selva del Darién

La iniciativa de ACNUR ‘Confía en el Tucán’ utiliza redes sociales para compartir testimonios de refugiados y migrantes que han sobrevivido la travesía con personas que están considerando hacer el viaje.

Ayaluz está sentada, exhausta, a la sombra de una carpa. Tiene los pies hinchados y adoloridos; sus manos llenas de rasguños. Acaba de pasar casi ocho días caminando por la selva del Darién, 100 kilómetros de densa selva tropical entre Colombia y Panamá, considerada una de las vías migratorias más peligrosas del mundo.

“Al principio no lo vi tan arriesgado…pero después empezamos a ver muchas locuras. Muchas montañas, muchos cerros… Empecé a ver muertos, empecé a ver de todo”, ella dijo “Mucha gente pierde su vida ahí”.

Mientras ella descansa, su esposo intenta limpiar el barro de sus zapatillas con un cepillo de dientes. La pareja huyó de la inestabilidad política y económica en Venezuela. El resto de su familia se quedó atrás, esperando noticias de su viaje antes de decidir si los seguirían.

Miles de refugiados y migrantes se arriesgan a cruzar Darién cada semana en busca de seguridad y una vida mejor. En 2023, más de 520.000 personas, principalmente de Venezuela, Ecuador, Haití y naciones africanas y del sur de Asia, realizaron el trayecto. En lo que va de 2024, la cifra ya ha superado los 279.000.

Una pareja descansa en una carpa tras cruzar la selva de Darién, un viaje que puede durar entre cuatro y diez días. © ACNUR/Melissa Pinel

Después de que los traficantes y la información en las redes sociales les prometieran un paso a través de la selva corto y sin complicaciones, refugiados y migrantes suelen pasar entre cuatro y diez días recorriendo montañas empinadas, una espesa selva y ríos con fuertes corrientes. Deben cargar todos sus objetos personales, a menudo viajando con niños pequeños. Caminan en medio de un calor y una humedad intensos hasta que llegan a comunidades indígenas panameñas, eventualmente alcanzando las Estaciones Temporales de Recepción Migratoria gestionadas por el gobierno panameño.

Compartiendo historias reales

Habiendo ya huido o salido de sus países debido a situaciones difíciles, la selva expone a los refugiados y migrantes a riesgos adicionales de violencia y abuso. En entrevistas, el 38% de las personas que hicieron la travesía declararon haber sufrido algún incidente de abuso en la selva, y siete de cada 10 habían sido víctimas de robo, entre ellas Ayaluz y su esposo.

“A nosotros nos robaron”, ella explica. “Nos quitaron todo”.

Las encuestas llevadas a cabo por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, revelaron que alrededor del 70% de las personas que llegaban al Darién confiaban en la información obtenida a través de plataformas de redes sociales que a menudo minimizan o distorsionan los riesgos del viaje.

“En Facebook hay personas que hacen páginas recomendándose como guías para poder pasar. De verdad lo que hacen es que nos engañan, nos entusiasman a que lo hagamos,» dice Ayaluz, explicando que, basándose en lo que leían en redes sociales y sin comprender sus peligros, ella y su esposo vendieron todas sus pertenencias para financiar la travesía.

Reconociendo la necesidad de hacer frente a la desinformación sobre el Darién, ACNUR desarrolló en 2023 ‘Confía en el Tucán’, su propia campaña en redes sociales. A través de Facebook y TikTok se comparte información crucial y testimonios en vídeo en español, inglés y criollo haitiano con el objetivo de llegar a los refugiados y migrantes de la región, principalmente de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, antes de que tomen la decisión de cruzar la selva.

“La información salva vidas, y a través de ‘Confía en el Tucán’, ACNUR no sólo ofrece un retrato preciso de los peligros de la selva, sino que también ocupa activamente un espacio en las mismas plataformas en línea donde se propaga la desinformación, para que los refugiados y los migrantes puedan tomar decisiones informadas”, señala José Egas, Representante de la Oficina Multipaís de ACNUR en Panamá, señalando que la campaña ha sido vista más de 26 millones de veces.

Comunicación dos vías

‘El Tucán’ publica entrevistas con refugiados y migrantes, como Orlando, que recientemente hizo la travesía con 27 kilos de comida, agua y ropa atados a la espalda. Su hija de 9 años a su lado. Aunque había oído historias y esperaba que el viaje fuera difícil, no estaba preparado para la realidad.

“Lo que nos contaron los guías es que en día y medio salíamos de la selva, lo que es totalmente falso…Hubo un momento que me desvanecí, pensaba que nunca iba a salir. Camina y camina, no le veíamos final a la selva”, dice. “Gente que se fractura los pies, los tobillos. Una lesión en la selva es dura…es fatal”.

Durante el viaje, su grupo rescató a una mujer que había sido abandonada con sus dos hijos mientras luchaban por seguir el ritmo de las exigencias físicas de un camino en el que un paso en falso podía provocar lesiones o la muerte.

De haber conocido los peligros reales, Orlando afirma que no habría arriesgado la vida de su familia en su búsqueda de una vida mejor.

Además de compartir testimonios como estos, ‘El Tucán’ también permite a refugiados y migrantes enviar mensajes a ACNUR a través de TikTok, Facebook y WhatsApp. Pueden verificar historias e información compartidas por amigos y familiares, pedir orientación sobre cómo solicitar asilo en Panamá o incluso dar la voz de alarma sobre familiares desaparecidos en la selva.

En un vídeo recibido a través de WhatsApp a principios de este año, ACNUR recibió información sobre una mujer de 36 años con una pierna rota que ya había pasado cuatro días en una tienda de campaña con sus dos hijos pequeños. Un grupo que pasaba por allí envió un mensaje con información sobre un punto de referencia natural cercano para ayudar a localizar dónde estaba varada. ACNUR compartió la grabación con las autoridades panameñas y la rescataron un par de días después.

Muchos refugiados y migrantes viajan por el Darién con niños pequeños tras ser engañados por publicaciones en las redes sociales.
© ACNUR/Melissa Pinel

“Uno se destruye pensando que tal vez va a salir adelante, que va a ser distinto que en Ecuador. Pero no vale (la pena), mucho sufrimiento, mucho dolor”, dice Carmen*, de 61 años, entre lágrimas. En Ecuador trabajaba como costurera hasta que bandas la amenazaron, exigiéndole una parte de sus ganancias.

Mientras cruzaba la selva con su hija, sobrinas y sobrinos, ella y su familia pasaron días sin comer. Bebían agua de los ríos, lo que les dejaba débiles, con fiebre y problemas estomacales.

Al igual que Ayaluz y Orlando, ella tiene la esperanza de que al compartir su historia a través de ‘Confía en el Tucán’, logrará que otras personas entiendan los riesgos de la travesía.

“Es un dolor para toda la vida y me arrepiento de haber venido así”.

*Nombre cambiado por motivos de protección.

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