NUEVA YORK – Han pasado dieciocho meses desde que estalló una catastrófica crisis humanitaria en Sudán; por ello, las Naciones Unidas y los Estados Miembros pidieron que se tomen medidas inmediatas para proteger a la población civil, aumentar la financiación y el acceso a la ayuda humanitaria, y poner fin a los combates de una vez por todas.
Millones de personas han caído en la miseria por las incesantes hostilidades en todo el país, de tal suerte que se ha desencadenado la crisis de desplazamiento de más rápido crecimiento del mundo. Más de 10 millones de personas han huido de sus hogares desde abril de 2023 (la mitad son niñas y niños); más de 2 millones de ellas han buscado protección en los países vecinos.
Además, Sudán atraviesa la mayor crisis de hambre del mundo: más de la mitad de su población – es decir, cerca de 26 millones de personas – se enfrenta a altos niveles de hambre aguda. Se ha confirmado la hambruna en el campamento de Zamzam, al norte de Darfur, y muchas otras zonas corren peligro. Casi 5 millones de niñas, niños y mujeres embarazadas y lactantes padecen desnutrición aguda.
La atención médica y los servicios básicos han sido diezmados; el cólera y otras enfermedades van en aumento; y niñas y niños no van a la escuela por segundo año consecutivo. Esta emergencia es una de las peores crisis de protección de la historia reciente, con niveles alarmantes de violencia sexual y de género que siguen aterrorizando a la población civil, especialmente a mujeres y niñas.
Dado que las hostilidades no cesan, nunca antes había sido tan urgente la acción humanitaria para apoyar a millones de personas en Sudán y en la región. Dentro de Sudán, la escasez de fondos, la inseguridad y el acceso restringido a la ayuda humanitaria continúan obstaculizando los esfuerzos por ampliar la respuesta.
A pesar de que ya se enfrentaban a una escasez crónica de fondos y a grandes poblaciones desplazadas antes del conflicto de Sudán, los países vecinos continúan dando acogida a personas refugiadas sudanesas. Al respecto, se necesita más apoyo para ayudar a los gobiernos de acogida a proporcionar a los recién llegados la protección esencial y la asistencia vital que necesitan.
La reunión ministerial que se celebra hoy en la Asamblea General de la ONU en Nueva York fue organizada, conjuntamente, por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) y por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, junto con el Reino de Arabia Saudita, la República Árabe de Egipto, los Estados Unidos de América, la Unión Africana y la Unión Europea. Estas entidades expondrán, de manera conjunta, que el coste humano sería devastador si la comunidad internacional no toma medidas urgentes y colectivas para frenar la crisis humanitaria y detener los combates en Sudán.
El Plan de Respuesta y Necesidades Humanitarias para Sudán de 2024 solicita USD 2.700 millones para ayudar a 14,7 millones de personas hasta finales de este año. Hasta el momento se ha recibido a menos de la mitad, es decir, un 49 por ciento.
El Plan Regional de Respuesta a los Refugiados de Sudán de este año requiere USD 1.500 millones para ayudar a 3,3 millones de personas refugiadas, retornadas y comunidades de acogida en siete países con los que Sudán comparte frontera; sin embargo, apenas se ha recibido un 25 por ciento.
La Secretaria General Adjunta de Asuntos Humanitarios en funciones y Coordinadora Adjunta del Socorro de Emergencia, Joyce Msuya, señaló: “La población de Sudán ha soportado 17 meses de infierno, y el sufrimiento sigue ganando terreno. Miles de personas han sido asesinadas; comunidades enteras han sido desplazadas y privadas de alimentos; muchas familias han sido separadas; niñas y niños traumatizados; mujeres violadas y maltratadas. Es urgente una acción internacional decisiva. Las personas que necesitan asistencia humanitaria deben tener acceso a ella, por todas las vías necesarias. Asimismo, es preciso aumentar la financiación de la respuesta, asumir compromisos firmes para proteger a la población civil y, sobre todo, adoptar medidas reales e integradoras para poner fin a esta devastadora guerra”.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, declaró: “Esta brutal guerra ha desarraigado a millones de personas, forzándolas a dejar atrás sus hogares, escuelas y empleos en busca de protección. Los países vecinos de Sudán están acogiendo generosamente a un número creciente de personas refugiadas, pero no pueden asumir toda la responsabilidad. La población necesita ayuda humanitaria; también requieren apoyo para reconstruir sus vidas. Ademas, se necesitan urgentemente esfuerzos de paz significativos para que las personas puedan regresar a sus hogares. La estabilidad de toda la región pende de un hilo”.
El Ministro de Asuntos Exteriores del Reino de Arabia Saudita, Su Alteza, el Príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, señaló: “El Reino de Arabia Saudita no ha escatimado esfuerzos para apoyar al pueblo sudanés desde el comienzo de la crisis. Esto incluye nuestra contribución al establecimiento de un centro humanitario para el Programa Mundial de Alimentos en Jeddah, que sirve como centro de almacenamiento y envío de ayuda a Sudán y a los países vecinos afectados por la crisis. Es de vital importancia restablecer las operaciones humanitarias, proteger a la población civil y a los trabajadores humanitarios, y garantizar la seguridad de los corredores humanitarios para la entrega de ayuda esencial”.
El Ministro de Asuntos Exteriores de la República Árabe de Egipto, Su Excelencia Badr Abdelatty, comentó: “El Gobierno de Egipto se ha comprometido a poner fin al conflicto en Sudán; de ese modo se podrá garantizar la asistencia humanitaria y la protección de la población civil. Resulta imperativo actuar de manera colectiva para preservar la soberanía, la unidad y la integridad territorial de Sudán”.
La Embajadora y Representante Permanente de los Estados Unidos de América, Su Excelencia, Linda Thomas-Greenfield, declaró: “La guerra en Sudán ha desencadenado la peor crisis humanitaria sobre la faz de la Tierra; y, mientras los líderes se reúnen en Nueva York, el país está al borde de una hambruna generacional. Estados Unidos ha trabajado incansablemente con sus socios para negociar un acceso humanitario que salve vidas a través de las líneas de conflicto y las fronteras; también ha tratado de mediar para poner fin a la violencia. La comunidad internacional debe redoblar los esfuerzos para detener esta espiral de muerte y destrucción. La población sudanesa no merece menos”.
La Comisionada de la Unión Africana para la Salud, Asuntos Humanitarios y Desarrollo Social, Su Excelencia, la Embajadora Cessouma Minata Samate, señaló: “La Unión Africana ha destinado USD 11 millones (en 2024), incluidos 7 millones del Fondo de Paz de la UA, para apoyar la paz y la estabilidad en África. Esta financiación contribuirá a los esfuerzos humanitarios en favor de Sudán y los países vecinos que acogen a personas refugiadas; asimismo, respaldará el proceso de paz en Sudán. La Unión Africana condena el actual conflicto en Sudán e insta a actuar con rapidez para proteger vidas e infraestructuras”.
El Comisario de la Unión Europea para la Gestión de Crisis, Su Excelencia, Janez Lenarčič, comentó: “La situación en Sudán ya solo puede describirse como un desastre humanitario sin precedentes. Todas las partes están cometiendo atrocidades, como ha confirmado recientemente la misión de investigación de las Naciones Unidas. La guerra, ahora en su segundo año, ha llevado a partes del norte de Darfur a condiciones de hambruna, y se espera que la situación continúe deteriorándose. Las atrocidades y la hambruna son el resultado de los conflictos. Reitero mi petición a todas las partes en conflicto para que exploren todas las vías posibles para resolverlo, respetando al mismo tiempo el derecho internacional humanitario. Para ayudar a hacer frente a las repercusiones de la guerra, he solicitado a la Autoridad Presupuestaria de la Unión Europea que apruebe financiación humanitaria adicional para Sudán y para los países vecinos”.