SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA GUERRA EN UCRANIA
El 24 de febrero del 2022 marcó un antes y un después en la vida de millones de personas. Ese día comenzó una crisis sin precedentes que ya es considerada el éxodo de refugiados de más rápido crecimiento desde de la Segunda Guerra Mundial. La situación es alarmante: más de 14,6 millones de personas necesitan con urgencia asistencia humanitaria.
Por la guerra en Ucrania, más de 6,4 millones de personas escaparon buscando seguridad en países vecinos. La mayoría de ellas, unos 5,9 millones, lo hicieron dentro de las fronteras de Europa. Unas 3,6 millones viven desplazadas dentro del país. Las hostilidades han provocado devastación, destrucción y millones de personas viendo en condiciones inhumanas. Los recientes ataques masivos en toda Ucrania, durante las fiestas de fin de año, trajeron como consecuencia la muerte de personas y destrucción total de viviendas e infraestructura vital. Las amenazas de vida y la seguridad han obligado a millones de personas a dejar sus hogares y huir de su país en busca de seguridad y refugio.
Como si todo esto fuera poco, otra problemática se suma a la vida de los ucranianos: solo alrededor de la mitad de los niños refugiados de Ucrania fueron inscriptos en escuelas en los países de acogida para el año escolar 2022-2023 y cientos de miles corren el riesgo de quedarse fuera de la escuela a medida que en Europa avanza el ciclo lectivo 2023-2024, el tercer año escolar marcado por los efectos de la guerra Hoy hay millones de niños y niñas ucranianos refugiados y desplazados afectados por la educación interrumpida, un problema social que sigue en crecimiento. La falta de educación formal impide la posibilidad del desarrollo individual de niños y niñas, de su socialización, aprendizaje y desarrollo de herramientas centrales para sus vidas.
Dentro de Ucrania, las municiones sin detonar, la destrucción generalizada de propiedades e infraestructura civil, las inundaciones como resultado de la rotura de presas, así como la impredecible situación de seguridad impedirán que muchos niños regresen a la escuela en un futuro cercano. En medio de una crisis educacional, las escuelas ucranianas que siguen en pie fueron equipadas a prueba de bombas y se ha reforzado un sistema online para mantener las clases en refugios.
En países vecinos, casi nueve de cada diez refugiados de Ucrania son mujeres y niños en edad escolar, muchos de los cuales han perdido el acceso a la educación formal. Actualmente, las mayores poblaciones de niñas y niños refugiados de Ucrania se encuentran en Alemania, Polonia y República Checa. También hay un gran número en países geográficamente más alejados, como España, Italia y el Reino Unido.
Aún en el siglo XXI, millones de familias continúan enfrentando barreras para que sus hijos e hijas se integren en colegios. Si bien los países de acogida han mejorado sus políticas y sistemas de apoyo para estudiantes refugiados, el número de inscriptos provenientes de Ucrania continúa siendo bajo dado a diversos factores sociales, administrativos y legales. La barrera del idioma es desalentadora, ya que los estudiantes refugiados se niegan a participar si no pueden interactuar con sus compañeros y encuentran dificultades en seguir el ritmo de las clases. Muchos son víctimas de bullying en las aulas, sobre todo en las escuelas secundarias.
Otro impedimento es la falta de información: muchos padres no conocen las opciones educativas disponibles en países vecinos. Asimismo, a veces se pospone la inscripción de los hijos por el deseo de regresar a su país y continuar su educación. En el caso de las familias que sí deciden aplicar a colegios, suelen tener dudas sobre cómo serán reconocidas las notas, habilidades y diplomas conseguidos por sus hijos una vez que vuelvan a Ucrania.
Para dar más oportunidades a una juventud que quiere regresar a la escuela, es necesario mejorar los sistemas educativos de los países de acogida. Ampliar la capacidad de las instituciones para incluir a más estudiantes refugiados, facilitar el acceso a la información para las familias que desean inscribir a sus hijos e hijas, y maximizar y compatibilizar las opciones educativas regionales mediante leyes y directivas son algunas formas de impulsar a todos los jóvenes que sueñan con aprender. Para millones de niños y niñas refugiados y desplazados de Ucrania, este podría ser su tercer año consecutivo sin ir a la escuela. Tres años de educación interrumpida y sueños rotos. Tres años de afectación directa a su desarrollo como personas.
ACNUR apoya una variedad de programas educativos que se han diseñado en estrecha colaboración con la juventud refugiada. Estos incluyen programas de educación acelerada para promover el acceso a la educación oficial para la niñez y la adolescencia que han perdido una cantidad sustancial de estudios; mejora en la calidad de la educación a través de la tecnología digital; formación técnica y profesional pertinente; y cursos básicos de alfabetización y habilidades para la vida. Es importante destacar que la creación del Pacto Mundial sobre los Refugiados de 2018 ha contribuido extremadamente a concentrar el apoyo al trabajo de ACNUR y de sus socios en el ámbito de la educación. En especial, ampliando la inclusión de personas refugiadas en sistemas educativos formales.
Hoy, 14,6 millones de personas en Ucrania requieren asistencia humanitaria de manera urgente. Es imperativo mantener la financiación para abordar las necesidades urgentes en las zonas de conflicto y proporcionar apoyo a aquellos afectados tanto en Ucrania como en países vecinos. La mayoría de los refugiados desean regresar a sus hogares, pero necesitan urgentemente apoyo en los países que los acogen, hasta que sea seguro para ellos regresar. Muchos no tienen a dónde volver y los que deciden hacerlo espontáneamente necesitan soporte para la vivienda, los medios de subsistencia y el acceso a los servicios.
Desde Argentina es posible ayudarlos ingresando a FUNDACIONACNUR.ORG. No miremos para otro lado: millones de refugiados y desplazados de Ucrania nos necesitan.