En medio de las crecientes necesidades humanitarias para las 96.000 personas refugiadas que han huido a Uganda en lo que va del año, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios necesitan urgentemente 68 millones de dólares (USD) para asistencia y servicios que salvan vidas.
Mientras las personas refugiadas de Sudán del Sur y de la República Democrática del Congo (RDC) continúan huyendo de la violencia y buscando seguridad en Uganda, la respuesta humanitaria está siendo llevada al límite.
En un llamamiento interinstitucional, que se está revisando desde abril, y que cubría un periodo inicial de tres meses, ACNUR y 41 socios – entre quienes se encuentran seis agencias de la ONU, 25 organizaciones internacionales y 10 organizaciones no gubernamentales nacionales – buscan fondos hasta finales de año para apoyar hasta 150.000 personas refugiadas, mientras continúan llegando más personas.
A principios de 2022, Uganda ya acogía a más de 1,5 millones de personas refugiadas, lo que la convierte en uno de los países de acogida de refugiados más importantes del mundo y el mayor del continente africano.
Uganda es también un líder mundial en la promoción de la convivencia pacífica y el asentamiento de las personas refugiadas entre las comunidades de acogida. Las personas refugiadas reciben parcelas de tierra para vivienda y cultivo. Además, junto con las comunidades de acogida tienen acceso a las mismas instalaciones de salud, y sus hijos asisten juntos a las escuelas.
Los importantes avances en materia de autosuficiencia e inclusión económica de las personas refugiadas están ahora en peligro debido a la grave falta de financiación de las operaciones de ACNUR en el país.
A finales de agosto, ACNUR solo había recibido el 38 por ciento de los 343,4 millones de dólares (USD) que necesitaba en 2022 para responder a las necesidades de las personas refugiadas en Uganda, tal y como se determinó a principios de este año.
El déficit de financiación ha puesto a prueba la capacidad de ACNUR para brindar apoyo crítico, incluyendo asistencia humanitaria básica, servicios de protección infantil, registro civil y oportunidades de medios de vida.
Las personas refugiadas están viendo una fuerte reducción en el apoyo a las actividades generadoras de ingresos, incluyendo los insumos agrícolas que son fundamentales para cultivar las tierras asignadas.
La niñez, especialmente las niñas, corre un alto riesgo de abandonar la escuela, ya que ACNUR no podrá pagar los sueldos de los profesores, y las aulas, ya abarrotadas, aumentarán de tamaño. Sin más fondos para adquirir jabón y kits de higiene para mujeres y niñas, su salud y su acceso a la educación se verán afectados negativamente. ACNUR no puede costear la compra de nuevas reservas de medicamentos para los centros de salud, mientras que los avances en la reducción de la mortalidad infantil y materna retrocederán, y la desnutrición infantil aumentará.
ACNUR y sus socios requieren contribuciones financieras urgentes para satisfacer las necesidades urgentes de las nuevas llegadas de refugiados a Uganda, para mejorar la capacidad de recepción y la infraestructura básica de los asentamientos de personas refugiadas y priorizar su reubicación en instalaciones más adecuadas.
Kisoro, al suroeste de Uganda, ha recibido la mayoría de las nuevas llegadas desde la RDC. En el centro de tránsito de Nyakabande, las personas refugiadas – en su inmensa mayoría mujeres, niñas y niños – se enfrentan a condiciones deficientes y de hacinamiento que les exponen a riesgos, como la violencia de género.
Para obtener más información con respecto a este tema, por favor contacte a:
- En Kampala, Frank Walusimbi, [email protected], +256 772 701140
- En Nairobi (regional), Tina Ghelli, [email protected], +254 078 488 087
- En Ginebra, Boris Cheshirkov, [email protected], +41 79 433 76 82
Fuente: ACNUR.ORG