ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, expresa su más profundo pesar por el fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco. Hacemos llegar nuestro más sentido pésame a la comunidad católica de todo el mundo y a todos aquellos que lloran la pérdida de un líder moral, compasivo y valiente.
El Papa Francisco fue un defensor incansable de los derechos y la dignidad de las personas refugiadas, migrantes y desplazadas por la fuerza en todo el mundo. Se levantó y habló de forma continua e implacable en favor de las víctimas de la guerra y de quienes se ven forzados a huir de sus hogares.
Recordó al mundo las tragedias humanas que se están produciendo en las fronteras europeas y más allá de ellas, y destacó la responsabilidad que compartimos de proteger las vidas de quienes se ven forzados a huir.
Escuchando de primera mano a personas refugiadas en Lampedusa, Grecia, Chipre y otros lugares, hizo un poderoso llamamiento a la comunidad internacional para que no se les dé la espalda a quienes se ven forzados a huir.
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco utilizó su autoridad moral única para pedir a los gobiernos y a la comunidad internacional en general que acojan, protejan, promuevan e integren a las personas refugiadas en la sociedad, particularmente en un momento en el que su desesperada situación se enfrenta con demasiada frecuencia a barreras, rechazo y miedo. También se comprometió en favor del medio ambiente y la naturaleza.
Su inquebrantable solidaridad con las personas desplazadas, su compromiso con la paz mundial, su compromiso con las causas humanitarias y su llamamiento al diálogo para resolver conflictos y construir solidaridad inspiraron la acción, la compasión y un sentido más profundo de la humanidad compartida. Estaba firmemente comprometido con la paz en todas partes: desde Medio Oriente hasta Colombia, pasando por Ucrania, la República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Myanmar, habló en favor de la paz, la reconciliación y la dignidad.
El año pasado, en el Día Mundial del Refugiado, hizo un llamamiento a todos “para acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas”, pidiendo que “los Estados se esfuercen por garantizar condiciones humanas para las personas refugiadas y faciliten los procesos de integración”.
Su fallecimiento es una pérdida para todos los que nos inspiramos en sus principios y valores, y su legado seguirá guiando y fortaleciendo nuestro trabajo para proteger a quienes se ven forzados a huir.