GINEBRA – Las intensas lluvias torrenciales registradas en las últimas semanas han provocado graves inundaciones que han desplazado a casi 10.000 personas en la provincia de Tanganica, en la República Democrática del Congo (RDC). Esta emergencia refleja la doble crisis que enfrenta el país, donde los fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones, agravan el sufrimiento causado por el conflicto armado y los desplazamientos masivos.
El río Rugumba se ha desbordado, inundando amplias zonas de los territorios de Kalemie y Nyunzu. Viviendas, escuelas y tierras agrícolas han quedado destruidas, dejando a miles de personas sin refugio ni medios de subsistencia. Las aguas estancadas y contaminadas están generando preocupación por posibles brotes de enfermedades, con casos de cólera en la provincia que ya son seis veces más altos que en el mismo período del año pasado.
Las inundaciones han golpeado a una comunidad que ya se encontraba bajo una presión extrema. Desde enero, Tanganica ha recibido a unas 50.000 personas desplazadas internamente que huían de la violencia en Kivu del Sur. Muchas de ellas se estaban refugiando en hogares locales, iglesias y escuelas, ahora dañadas o destruidas. Además, las inundaciones han arrasado con cultivos como la yuca, el maíz y el maní, lo que agrava una situación ya crítica de inseguridad alimentaria en el país.
Según evaluaciones recientes, 2,3 millones de personas en cuatro provincias afectadas por el conflicto —Kivu del Sur, Kivu del Norte, Ituri y Tanganica— están en riesgo de padecer desnutrición potencialmente mortal en los próximos meses, a menos que se tomen medidas urgentes.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios humanitarios están proporcionando ayuda de emergencia, que incluye refugio, agua potable, alimentos y atención médica. Sin embargo, los esfuerzos se ven obstaculizados por la grave falta de financiación, lo que deja a miles de personas sin la ayuda que necesitan urgentemente.
Además, hay informes que indican que algunos refugiados congoleños que han huido recientemente a la vecina Burundi han regresado a la República Democrática del Congo. Muchos señalaron las condiciones de vida extremadamente difíciles —incluido el acceso limitado a alimentos, refugio y servicios básicos— como los factores clave que han influido en su decisión de volver, incluso a pesar del conflicto constante y la incertidumbre en su país.
Sin embargo, los refugiados congoleños siguen huyendo, cruzando la frontera hacia los países vecinos en busca de seguridad. Casi 120.000 personas han llegado hasta ahora a Burundi, Tanzania y Uganda, siendo este último el que ha recibido a más de 5.500 refugiados solo en la última semana. Esta tendencia resalta la urgente necesidad de aumentar el apoyo tanto en los países de acogida como en las zonas de retorno para abordar los desafíos que enfrentan tanto los retornados como los refugiados en los países vecinos.
Con los desplazamientos continuos causados por las inundaciones y el conflicto, la inseguridad alimentaria y la amenaza inminente de brotes de enfermedades, una respuesta humanitaria coordinada y sólida es esencial para evitar más sufrimiento y pérdida de vidas. ACNUR solo ha recibido el 20 por ciento de los fondos necesarios para su respuesta vital en la República Democrática del Congo. El pueblo de la República Democrática del Congo necesita ayuda urgente, y sin una intervención oportuna y adecuada, las consecuencias de esta trágica “doble crisis” solo se agravarán.