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Ago 28

Hay más de 43 millones de niños y niñas refugiados y desplazados en el mundo

En el marco del Mes de las Infancias, Fundación ACNUR Argentina busca concientizar a la sociedad sobre la grave situación que viven niños y niñas obligados a huir de sus hogares para salvar sus vidas, y continúa con la iniciativa La guerra NO es un juego para reflexionar sobre la naturalización de la violencia en los juegos infantiles.

 

 

De los 110 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo más de 43 millones son niños y niñas que han huido de la guerra, la violencia, y la persecución.  Por eso, en el marco del Mes de las Infancias, Fundación ACNUR Argentina continúa con la iniciativa “La Guerra NO es un Juego” con el fin de generar conciencia sobre la importancia de no naturalizar la violencia en los juegos infantiles.

La venta de armas de juguete y de videojuegos con temáticas bélicas puede conllevar a creer que los conflictos armados y potencialmente la guerra son métodos válidos para la resolución de diferencias. A partir de esta acción se intenta resaltar la incongruencia que hay en un mundo donde es normal que en la infancia se «juegue a la guerra” con armas de mentira o en videojuegos, mientras que millones de niños y niñas son víctimas de los conflictos armados reales, que los obligan a huir de sus hogares y perderlo todo, incluso su propia vida.

Niños y niñas integran una población particularmente vulnerable, especialmente cuando los conflictos bélicos se prolongan en el tiempo. Son privados de sus infancias por la guerra y conflictos armados, muchas veces de manera completamente irreparable. La situación es alarmante: en el mundo millones de niños y niñas se ven forzados a cruzar fronteras solos, expuestos a incontables peligros y obligados a dejar su hogar, sus amigos, su barrio, su colegio y sus sueños, enfrentándose en plena huida a riesgos como la muerte, la trata de personas o la explotación sexual.

Durante los conflictos armados y las escaladas de violencia que suceden en diferentes lugares en el mundo, como por ejemplo ahora mismo en Burkina Faso, los niños y niñas también están expuestos a riesgos de graves violaciones de derechos humanos, como el reclutamiento forzado por grupos armados, el trabajo infantil en sus peores formas, así como otros tipos de violencia, abuso, explotación y violencia de género.

En un mundo donde los videojuegos y la tecnología ocupan un lugar central en la vida de nuestros niños y niñas, es crucial detenernos y reflexionar sobre el impacto de lo que experimentan en la pantalla y cómo eso se relaciona con la dura realidad que enfrentan millones de niños que huyen de conflictos armados en todo el mundo. Es imprescindible educar para la paz y contribuir para que puedan reflexionar sobre violencia y comprender que, para muchos niños y niñas en el mundo, lamentablemente, la violencia y la guerra forman parte de su día a día.

“La Guerra NO es un Juego” busca ser un llamado a la reflexión y generar conciencia acerca de la realidad de millones de niños y niñas forzados a huir para salvar sus vidas. Es imprescindible revisar la exposición a la violencia de nuestras infancias y no naturalizarla. Es por eso que se convoca a la sociedad civil a reflexionar acerca de los juguetes que compra y las alternativas lúdicas que incentiva; a conversar sobre esto entre madres, padres, adultos a cargo y educadores; y a firmar por la paz y sumarse a los Ponchos Azules en apoyo a todos los niños y niñas refugiados y desplazados del mundo. Ya son más de 660.000 en Argentina y se espera pronto llegar al millón.

Cifras que duelen

  • Más de 43 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo son niños y niñas, es decir el 41% del total de la población forzada a huir. En la huida, además, enfrentan numerosos peligros, pudiendo ser víctimas de trata, abusos y reclutamientos forzosos. 
  • Entre 2018 y 2022 más de 1,9 millones de niñas y niños nacieron refugiados, lo que equivale a 385.000 niñas y niños por año.
  • En Ucrania, en lo que respecta a educación, alrededor del 80% de los niños y niñas refugiadas de Ucrania están actualmente matriculados en el sistema escolar de Hungría.
  • Las solicitudes de reasentamiento realizadas por niñas y niños equivalieron al 52% de todas las solicitudes de reasentamiento que facilitó el ACNUR en 2022.
  • En el Sahel, la violencia, que es intensa e indiscriminada, ha obligado a millones de personas a huir en toda la región, tanto dentro de sus países como a través de las fronteras. La crisis ha afectado desproporcionadamente a mujeres, niñas y niños. Actualmente, más de 10 millones de niños y niñas necesitan asistencia humanitaria.
  • En Burkina Faso, el número de escuelas que han tenido que cerrar sus puertas ha aumentado de aproximadamente 3.000 en noviembre de 2021 a 6.334 escuelas hasta el 31 de marzo de 2023. La mayoría de los niños desplazados no pueden asistir al colegio. El matrimonio infantil y temprano es predominante, y continúan reportándose matrimonios forzados. Se estima que la mitad de los niños y niñas en Burkina Faso están expuestos a violencia de género o maltrato, con una estimación que llega hasta el 82% para las niñas.
  • En Sudán, debido a la guerra que ha forzado a millones de personas a desplazarse, la niñez se está consumiendo por falta de alimentos y nutrientes. La situación es alarmante: más de 14 millones de niñas y niños necesitan ayuda humanitaria.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que lleva más de 70 años trabajando en más de 130 países para garantizar protección y asistencia humanitaria a las personas que han sido obligadas a dejarlo todo atrás, pide a la sociedad que se sensibilice y se comprometa. Es tarea de todos concientizar que la guerra no es un juego. Sumate a través de fundacionacnur.org.

La paz es urgente y nos convoca a todos.

 

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