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Mar 08
Se estima que, hasta la fecha, más de 200 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de mutilación genital femenina. Foto: ©ACNUR

Aisha, víctima de mutilación genital femenina, cuenta su estremecedora historia

Se estima que cada año, tres millones de mujeres y niñas corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina

Por: Vania Turner and Béla Szandelszky para ACNUR.

Foto: ©ACNUR

Aisha* tenía solo siete años cuando fue víctima de mutilación genital femenina; ya adulta, luchó por todos los medios para que su hija de cuatro años no tuviese que vivir el mismo calvario pero, a pesar de todo, no pudo lograrlo.

Te atan de manos y pies. Cortan una parte de tu cuerpo, sin anestesia. Muchas niñas mueren. La ley y el Islam lo prohíben, pero lo hacen en secreto”, recuerda Aisha en diálogo con ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, al hablar sobre el aberrante procedimiento de la mutilación genital femenina. Y continuó: “No pude salvar a mi hija mayor. Mi familia se la llevó y lo hicieron a mis espaldas. Sangró mucho y estuvo enferma durante meses”.

Para que su hija menor no fuese víctima de mutilación genital femenina, Aisha tomó a ambas niñas y huyeron hacia Libia, con el fin de buscar la seguridad que no encontraban en su natal Costa de Marfil.

Sin embargo, la travesía se convirtió rápidamente en el comienzo de una pesadilla. Apenas llegaron a Libia, la mujer y las niñas fueron detenidas ilegalmente y sufrieron abusos y maltratos de forma reiterada; durante tres meses, fue forzada a ejercer la prostitución y obligada a ser testigo de múltiples asesinatos.

 

“Me secuestraron, me pegaron y me violaron. Todos los días. Abusan de mujeres, niños, hombres. Vi como mataban a las mujeres frente a mí por negarse a prostituirse. Cada vez que un hombre me forzaba a acostarme con él, sentí que no lo soportaría más”, dijo Aisha con profundo dolor.

 

Un día, tras haber sufrido múltiples abusos y maltratos en apenas pocas horas, sus captores vieron que estaba gravemente herida y la arrojaron junto a sus hijas al mar.

 

Estaba tan cansada que pensaron que moriría. Nos llevaron a la playa de noche. Nos dijeron que si teníamos que morir, que fuera en el mar. Estuvimos en el mar durante dos días, hasta que nos encontraron. Lloré, no podía creer que estaba viva”, recordó la mujer originaria de Costa de Marfil.

 

Y cerró: “Perdí mi dignidad en Libia. Cuando pienso en todo lo que nos pasó, no puedo dormir. Cuando cuento mi historia, duele, pero siento que me libera. Necesito llorar el pasado. Necesito comenzar una nueva vida junto a mis hijos”.

Todos los días, cientos de mujeres y niñas en Libia son víctimas de violencia sexual. ACNUR ha pedido acceso humanitario sin restricciones en el país para prevenir los riesgos de abuso y maltrato, y ofrecer apoyo psicosocial a los y las sobrevivientes.

*Los nombres han sido cambiados por motivos de protección de identidad.

 

FUENTE: ACNUR.ORG

 

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